Discurso en Montejurra 2020

Texto del discurso preparado por José Lázaro Ibáñez, Secretario General del Partido Carlista-E.K.A. de Navarra, para el Acto de Montejurra 2020, cuya celebración fue suspendida con motivo de la crisis sanitaria. El texto fue reproducido por Diario de Noticias (Navarra) el 08/05/2020.

¡Basta ya! El tiempo se nos acaba a todos si seguimos con esta clase política que dice gobernarnos. La situación es muy preocupante y grave. Esta forma de gobernar se hace sin tener en cuenta al pueblo y nos lleva a un callejón sin salida, creando unas diferencias sociales inaguantables. Es necesario un cambio de estructuras real, en el fondo y en la forma, y este cambio no va a venir de las mismas personas que nos ha llevado a esta situación, de esta clase política que es parte de problema.

Es fundamental un cambio que termine con todos los ataques que están destruyendo nuestro ecosistema, nuestros ríos, nuestros montes. La naturaleza está hablando y no podemos mirar hacia otro lado. El futuro de nuestros pueblos, de nuestros hijos y nietos está en juego. Debemos reaccionar y decir ¡basta ya! La actuación de nuestra clase política es preocupante, pues nos demuestra que no puede solucionar los problemas tan graves que nos afectan: el paro, la corrupción, la España vacía, el abandono del campo, el medio ambiente, la configuración territorial de una España federal, en la que todos los pueblos se sientan encajados, la falta de vivienda digna o la situación de nuestros mayores.

Nosotros, los carlistas, apostamos siempre por solucionar estos, y los otros muchos problemas del país, a través del diálogo, del pacto y del respeto. La incapacidad de la clase política está llevando a un agravamiento de la situación política, económica y social en todo el territorio nacional, creando situaciones de enfrentamiento que hacen difícil la convivencia. Se muestran incapaces de sentarse en una mesa de diálogo y buscar puntos de encuentro donde se pongan unas bases firmes para el entendimiento y para convivir, olvidando los intereses partidistas y buscando el bien común. Tenemos el doble de políticos y de coches oficiales que la mayoría de los países europeos, y estos están más preocupados por ocupar parcelas de poder que de buscar soluciones. Esto es herencia de la llamada Transición, que apuntaló un sistema económico injusto, insolidario –el neoliberalismo– que ha demostrado que está al servicio de la minoría que siempre ha detentado el poder, desde al menos 1835, en las Españas. Las clases dominantes siguen con sus privilegios históricos y los partidos políticos y las centrales sindicales se han convertido, por desgracia, en piezas de este sistema, siendo domesticados y manejados al amparo de enormes subvenciones.

La salida a esta crisis, agravada estos meses por la terrible pandemia del coronavirus, no va a ser nada fácil, pero está claro que no la pueden liderar ni dirigir los que la han creado con sus decisiones, los corruptos, los que se han llenado los bolsillos con las privatizaciones, recortando en sanidad, educación, pensiones, libertades públicas o fomentando el odio y el enfrentamiento entre pueblos y personas. Tienen las manos manchadas y han sido responsables –por error u omisión– de miles de muertes, principalmente la de nuestros mayores, que han muerto solos y abandonados, después de toda una vida de trabajo y sacrificios. Nosotros lucharemos para que esta crisis no la paguemos los trabajadores, como siempre, sino que la banca y los grandes empresarios se impliquen también en esta tarea de reconstrucción del maltrecho tejido económico y social. Tenemos un país decepcionante, roto y en el que vemos perplejos que nadie devuelve lo que ha robado. Ahí está el ejemplo del emérito, el caza elefantes, que según informaciones periodísticas ha obtenido unos 2.000 millones de euros de una forma poco clara y que nos toma el pelo diciendo aquello de “lo siento, me he equivocado”. Ante esta situación que nos toca vivir, me viene a la memoria el título de una gran película de cine: Malditos bastardos. Yo, por principio, no me callo. He conocido, como muchos otros militantes del Partido Carlista, la cárcel y la tortura. Creo que otra sociedad es posible, más justa, más libre, para nuestros hijos y nietos. Los carlistas somos una opción de futuro y miramos siempre hacia delante. Desde 1833, seguimos en la lucha, que hoy en el año 2020, puede resumirse en estos puntos:

  • Una mayor inversión en vivienda, sanidad, educación, prestaciones por desempleo y pensiones.
  • Potenciar el cooperativismo y el comercio de proximidad.
  • Medidas urgentes para solucionar los problemas del campo y apoyo a la España vacía.
  • Residencias públicas, de calidad, y con una atención digna para nuestros mayores.
  • Fomento de la economía circular como forma alternativa a la explotación económica del sistema capitalista.
  • Renta mínima para quienes estén en situación de necesidad, pero condicionada a la realización de una tarea social al servicio de la comunidad.
  • Apoyo real y concreto, a todos los niveles, a las mujeres maltratadas y sus hijos.
  • Abordar una nueva configuración  territorial del estado, donde Galicia, Cataluña y Euskalherria  encajen en una España Federal.

Y termino con un recuerdo a todos aquellos carlistas que este año nos han dejado: María Teresa de Borbón Parma, Ramón Abrego, Ignacio Yécora y el P. Joaquín Barbarín. Descansen en paz.

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