Puntualizaciones a ‘Javierada y derecha navarra’

Artículo de Josep Miralles

El pasado 18 de mayo DIARIO DE NOTICIAS publicaba el artículo mencionado en el que sus seis autores, como tienen por costumbre -ya lo han hecho en artículos anteriores-, trataban de denigrar al carlismo, aprovechando su apoyo a una exposición en la que se vinculaba a las Javieradas con Hitler y con Franco, exposición que el PPN y UPN habían criticado.

Tirando de ese hilo, pasando por muchos nudos, y haciendo diversas piruetas, los seis autores mencionados llegaron a lo que querían llegar: que las Javieradas fueron una creación requeté y sus principales valedores eran los carlistas “tan activos en la lucha callejera y en los preparativos insurreccionales durante la República (…) supeditado plenamente a la cúpula militar que desembocaría en el golpe de Estado de julio de 1936”.

Los autores del artículo inciden en los aspectos más fanáticamente religiosos del tradicionalismo, obviando otros temas sociales que los carlistas defendían y sin matizar tampoco entre los carlistas unificados y los antifranquistas. Tampoco se hace distinción entre los seguidores de la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra -vinculada a Mola-, y los carlistas navarros que seguían a la Junta Nacional de don Javier de Borbón Parma y a Manuel Fal Conde, ambos perseguidos por Franco y por los nazis (don Javier estuvo en el campo de concentración de Dachau por participar en la resistencia en Francia, junto a otros requetés muertos por la misma causa).

Otros carlistas navarros fueron detenidos y encarcelados por colaborar en servicios de espionaje contra los alemanes, a pesar de que también los hubo que fueron voluntarios a la División Española, no para defender el nazismo, sino para combatir el comunismo de Stalin. Todo ello se explica en el reciente libro que he publicado fruto de una investigación sobre la represión franquista contra el carlismo: La rebeldía carlista. Memoria de una represión silenciada (1936-1955).

Y hablando de dictadores como Stalin e Hitler -y también Mussolini y Franco- conviene no olvidar que, si durante la República y la guerra los conspiradores buscaron la ayuda de la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, los republicanos hicieron lo propio con la Rusia de Stalin a la que elogiaban.

Tampoco conviene olvidar que la “lucha callejera” que los seis firmantes del mencionado artículo parecen atribuir casi en exclusiva al “requeté, brazo paramilitar del carlismo”, durante la República fue practicada también por los paramilitares del PSOE, PCE, FAI, etcétera, algunos de estos, por cierto, también la practicaron contra la propia República, hasta que cayeron del guindo y se reconvirtieron al republicanismo.

Por otro lado, no hay que olvidar que la violencia callejera se produjo por parte de todos -derecha e izquierda-, especialmente a partir de las elecciones de febrero de 1936, en las que triunfó el Frente Popular en unas reñidas elecciones puestas en entredicho por los historiadores Álvarez Tardío y Villa García, en su reciente investigación plasmada en su libro”1936 fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular”.

Por otra parte, hay que decir que entre los carlistas que se mencionan en el artículo de los seis autores, algunos que en un principio aceptaron cargos en el régimen, tras la guerra los abandonaron obedeciendo las órdenes de don Javier y Fal Conde de no colaborar.

Finalmente quiero recordar la gran manifestación que, a pesar de haber sido obstaculizada por todos los medios por el régimen, se realizó en pamplona del 3 de diciembre de 1945 -también las hubo en otras ciudades de las Españas- que se hizo con motivo de la liberación de don Javier del cautiverio nazi, y que se convirtió en un alegato contra el régimen de Franco y los que lo apoyaban. En ella se produjeron graves enfrentamientos con la Policía y de resultas de la cual fueron encarcelados más de cien carlistas y procesados muchos de ellos.

Y es que la historia del carlismo durante el periodo franquista es mucho más compleja que la que se empeñan en mostrar los simplistas que la plantean como una especie de enfrentamiento entre buenos y malos. Julio Aróstegui ya denunció que la historiografía oficial sustentada por los medios del régimen franquista -copiada hoy por ciertos maniqueos del neoliberalismo progre- ocultaban la conflictiva relación entre el carlismo y el franquismo desde el mismo comienzo de la guerra civil.

 

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