La Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como (COP), es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Se reúne anualmente para llevar a cabo la evaluación del progreso en torno al combate al cambio climático y las negociaciones el desarrollo del marco normativo internacional en materia de cambio climático.
Una vez más han quedado en evidencia sus limitaciones y la falta de implementación efectiva de sus acuerdos, ya que la gran mayoría de ellos no se traducen en acciones concretas, debido a la falta de obligatoriedad y supervisión de los mismos, además de no ser lo suficientemente ambiciosos para frenar el calentamiento global.
La COP permite el conocido como «greenwashing», que empresas y gobiernos promuevan soluciones supiestamente «verdes» que en realidad perpetúan prácticas dañinas, como los mercados de carbono que pueden desplazar comunidades sin resolver las causas del problema. Es decir, pagar para seguir contamienando.
Además, se excluye a los actores más vulnerables y comunidades más afectadas por el cambio climático (indígenas, países insulares, etc.) que tienen una representación limitada en las negociaciones, a menudo influenciadas por países y empresas que dependen de la explotación de combustibles fósiles, diluyendo la ambición de las metas climáticas y perjudicando gravemente a los más débiles.
Aunque se ha avanzado en temas como el Fondo de Pérdidas y Daños, muchas comunidades vulnerables todavía carecen de acceso a los recursos necesarios para adaptarse y mitigar el cambio climático.
Se priorizan soluciones basadas en mercados y tecnología en lugar de transformaciones sistémicas que aborden el consumo excesivo y las desigualdades estructurales. A pesar de más de 25 años de COP, las emisiones globales siguen aumentando, lo que evidencia la desconexión entre las metas declaradas y la realidad.
Los carlistas creemos que se trata de un foro ineficaz que beneficia a las élites en lugar de proteger a las comunidades y ecosistemas vulnerables. Creemos que se debe trabajar en favor de transformaciones más profundas y se debe incidir en la justicia climática, asegurando así que las decisiones reflejen de manera efectiva las necesidades de los más afectados por la crisis.