Apenas mes y medio ha durado en el Gobierno británico la primera ministra conservadora, Liz Truss. El anterior en el cargo, Boris Johnson, también cayó en picado ante las sacudidas de una persistente crisis política y económica, engordando así en pocos meses la lista de inquilinos del número 10 de Downing Street de los últimos años. Tanto Truss como Johnson son historia, a pesar de los intentos e intrigas de este último por volver a ser primer ministro. Habrá que ver cuánto aguanta el próximo, pero vistos los precedentes parece que no se lo van a poner nada fácil y los malos resultados que auguran las encuestas a los conservadores no ayudarán precisamente a convocar nuevas elecciones.
Parece que la gobernanza de las «viejas democracias» europeas es cada vez más convulsa. Emmanuel Macron quiere aprobar por decreto los presupuestos en Francia y la oposición ya le presentado la primera moción de censura tan solo seis meses después de tomar posesión. En Italia, la neofascista Giorgia Meloni ha sembrado la duda de si Silvio Berlusconi entrará o no en el gobierno. El gobierno danés, también fue disuelto hace tan solo un mes por una grave crisis política, y en Suecia, el gobierno conservador tiene los votos parlamentarios de la extrema derecha, pero no parece que vaya a tener un camino nada fácil en su nueva andadura.
Es evidente que los ciudadanos están cada vez más aburridos y cansados con los vaivenes políticos de unos y otros y la extrema derecha sigue avanzando por el mapa del continente europeo como una mancha de aceite. Y es que los tiempos de crisis que se avecinan no auguran una era de fácil gobernanza…
Jurramenditik