Somos conscientes de que en estos tiempo de elecciones quasi permanentes, podemos correr el riesgo de que en un horizonte no muy lejano llegue al Gobierno español la extrema derecha. Paradójicamente, en este contexto, los partidos nacionalistas se manifiestan en una intensa pugna entre ellos, cuyo principal motivo no es otro que que ver si el PSOE va a llegar nuevamente al poder o no, y de paso establecer quién va a ser su aliado decisivo a la hora de crear un nuevo gobierno, si el PNV o EH Bildu. Siempre confiando en que ello facilite algunas mejoras para los vascos y vascas.
En la pasada legislatura vimos este tipo de rivalidad entre estos dos partidos y en la actual situación, ambas formaciones siguen lanzando mensajes en el mismo sentido: “Volveremos a hacerlo”, nos dice EH Bildu, en calculada ambigüedad, y si la frase suscitara dudas interpretativas para aclararla, renueva la promesa de “continuidad”.
El PNV, por su parte, nos asegura que es “el partido vasco que con más ahínco defiende Euskadi en Madrid” y que “ha frenado a la derecha”, como si ellos no lo fueran.
Es evidente que estos dos partidos nos ponen mirando directamente a Madrid, pero centrándose principalmente en Euskadi y perdiendo desgraciadamente la perspectiva global de Euskal Herria. Pero ¿quién debe mirar entonces a Euskal Herria? ¿Qué nuevas promesas nos van a quedar por escuchar en este sentido? ¿Debemos volver a poner nuestras esperanzas en la gestión de un posible gobierno que se dice “progresista”?
