Se ha hablado mucho de de la guerra de Ucrania, hemos recibido miles de noticias de los medios de comunicación, cientos de mensajes de denuncia en Whatsapp, infinidad de actos de solidaridad en apoyo a las víctimas de este país… Hemos criticado duramente tanto a Rusia como al régimen autoritario de Putin. Y durante este tiempo se han adoptado sanciones económicas contra Rusia, boicots comerciales y prohibiciones para participar en las principales competiciones deportivas internacionales. Puede decirse que Putin se ha convertido, para una amplia mayoría, en el nuevo enemigo mundial, en el tirano más cruel.
Pero hay ciertas actitudes que sorprenden respecto de todo esto y que hemos llegado a percibir incluso en nuestro entorno más cercano:
1.- Para empezar, parece que hemos conocido la crueldad y la violencia de Putin en el 2022, cuando precisamente ha pasado décadas actuando de esta manera. No es nada nuevo, pero ¿Por qué hasta ahora casi nadie ha levantado la voz? ¿Qué ha cambiado? Ahí están los destrozos cometidos desde los años 90 contra ciudadanos tanto de Chechenia como de Daguestán. Desde 1999 Chechenia está ocupada por Rusia, donde ha habido más de 100.000 muertos (casi todos civiles) y ciudades como Grozni quedaron completamente destruidas. El 33% de los chechenos ha tenido que huir y se siguen produciendo violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Así pues, ¿por qué entonces no se condenaba a Rusia? ¿Por qué un Putin que antes era tan bueno ahora se ha vuelto de repente malo, si sus acciones apenas han variado a lo largo de estos años? ¿Acaso porque las hay víctimas que nos resultan lejanas (o ciertamente peligrosas)?
2.- «¿Cómo puede haber una guerra en el siglo XXI? «¡No es posible, es vergonzoso!», comentaba una persona conocida, profundamente preocupada y alarmada. ¿Pero cómo una guerra? Desgraciadamente, en la actualidad sigue habiendo muchas guerras (y muy crueles). en un sistema de control y de orden dominado por la violencia, la ley del más fuerte y el expolio de los recursos naturales. Sistema que consideramos civilizado, lleno de conflictos y que ataca de forma pertinaz a los más vulnerables, causando miles de víctimas cada día:
– Sin ir más lejos, ahí está la limpieza étnica que está llevando a cabo Israel contra los palestinos y libaneses, el apartheid que está aplicando contra una gran parte de su población. Algunos de los herederos de los que fueron víctimas de los nazis están desde hace tiempo a su propia altura, con la ayuda y el silencio cómplice tanto de Europa como de EE. UU.
– Tampoco se puede olvidar lo que está haciendo Marruecos contra el pueblo saharaui, ocupando territorios, expulsando a la población a los campos de refugiados del desierto, haciendo negocios ilegalmente con los recursos de este pueblo… Todo ello, especialmente con la ayuda y apoyo tanto de España como de Francia…(y EE.UU).
– El Curriculum del Estado turco también está salpicado de manchas y sangre: el genocidio provocado en Armenia a principios del siglo XX o toda la maquinaria de guerra que tiene en marcha desde hace décadas contra el pueblo del Kurdo… Todo ello también con la complicidad de la Unión Europea… Habría que ver de dónde sale parte del armamento que recibe el ejército de Turquía.
– O lo que está haciendo Arabia Saudí contra Yemen. Pero cómo es un aliado fiel y socio de negocios de los países occidentales…
– Tampoco podemos olvidar a EE.UU. y las guerras e invasiones que han provocado (Vietnam, Afganistán, Irak…), así como los golpes de Estado y regímenes militares que ha promovido en Sudamérica.
– O la guerra del hambre que estamos aplicando continuamente, el llamado Primer Mundo, en África y que cada año causa millones de muertos.
Muchos de estos conflictos, además, se están cronificando en el tiempo como algo habitual, normal o natural… Cuando no debería ser así de ninguna de las maneras… ¿Es que existen guerras de primera y de segunda? ¿Por qué ante las mismas injusticias nuestros niveles de solidaridad o respuesta son tan dispares? ¿Influye en esto el color de la piel de los implicados? Cada año hay más de 25 millones de refugiados en el mundo que vienen huyendo de conflictos, hambre o desastres naturales… ¿Por qué a algunos los recibimos generosamente y a otros los enviamos a islas perdidas o los asesinamos a las puertas de muros y vallas con concertinas? ¿No son todos personas? ¿Acaso no todos necesitan ayuda?
3.- En relación a lo anterior, Rusia ha sido duramente castigada, ¿ pero por qué no se castiga de la misma manera a Israel, Marruecos, Turquía, EEUU o Arabia Saudí, siendo como son tan agresores como Rusia? ¿Por qué no se aplican medidas semejantes para crímenes igualmente semejantes cometidos por estos países? ¿Por qué hacemos estas diferencias?
4.- Por último, los medios de comunicación nos han contado que la guerra de Ucrania comenzó en febrero de 2022, pero ocultan que el conflicto y los ataques vienen ya de 2014. A la vista de las posiciones del entonces Gobierno ucraniano, cuando los ciudadanos de la zona conocida como Donbass proclamaron su independencia -porque se sentían rusos-. Ante esto, la respuesta de Ucrania (con ayuda de EEUU) fue atacar militarmente Donbass y bombardear viviendas, escuelas, hospitales y lugares de trabajo, provocando un millón de civiles desplazados y 6.000 muertos, destrozando barrios enteros… Debemos, pues, tener cuidado con el relato oficial simplificado, de que Rusia es la mala y Ucrania la buena. Ambas son agresoras y responsables de crímenes de guerra. Rusia es tan inhumana como parece, sí, sin duda. Pero Ucrania no es tan sumisa o pacifista como nos cuentan.
Como siempre ocurre, en esta guerra también hay protagonistas más o menos ocultos. No son otros que aquellos que por sus intereses económicos están utilizando Ucrania para promover el conflicto y hacer negocio y de paso, debilitar y aislar a un rival histórico. Una vez más son las élites estadounidenses las que mueven los hilos. Los muertos, como siempre, los ponen los demás…
Finalmente una pregunta que me viene a la cabeza: ¿Quien durante décadas inventa continuamente enemigos, tiranos y después se supone que lucha contra ellos para «pacificar» el mundo, no será acaso el verdadero enemigo de todos nosotros?
Ioar Mendia.