La dimisión de la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, ha provocado un auténtico terremoto político. Tras ser imputada judicialmente, era evidente que no podía seguir en el cargo, pero contra toda la lógica, no quería asumir la situación y se negaba a dar un paso atrás y dimitir.
Algunos dirigentes de Compromís reconocían en privado que Oltra debía dejar el cargo, pero por alguna razón, la coalición decidió defenderla públicamente y aprovechó un gran acto previsto en Valencia para elogiar a la que fuera su cabeza de lista. Esto fue el sábado 18 de junio y el martes siguiente, Oltra dimitió.
El presidente Ximo Puig amenazó a Compromís con echar a la formación nacionalista del gobierno si Oltra no dimitía, una amenaza muy seria en este sistema partitocrático que lamentablemente tenemos vigente. Es Obvio que nadie quiere perder el cargo, así que Oltra tuvo que despedirse irremediablemente a marchas forzadas.
La ex vicepresidenta se marchó con una inusual rueda de prensa en la que se mostró «muy dolida» con Ximo Puig y el Partido Socialista. Utilizó palabras muy duras diciendo algo así como que si una no se pliega ante las políticas neoliberales de turno no dudan en acabar contigo, usando el aparato judicial y mediático correspondiente para ello.
Compromís no tardó en nombrar a Aitana Mas como sustituta de Oltra y la situación ha evolucionado, aparentemente, de la forma habitual en estos casos. Sin embargo, de lo que se trata es de ver si estas duras palabras de Mónica Oltra contra el PSOE y el presidente Puig no han sido más que una especie de irritación por sus circunstancias personales o si los nacionalistas valencianos se van a replantear su relación y dependencia con el PSOE, que es, al fin y al cabo, el principal problema de todo este asunto…
Yoar Mendia.