Suponemos, esperamos que nadie -nos referimos a quien se considera carlista- se escandalice de que otros se muestren partidarios de la Confederación, tal y como están dejando ver continuamente candidatos de uno y otro signo durante estas elecciones al Parlamento Vasco.
Quienes deberían hacerlo son los que no creen en la soberanía ni en el derecho a decidir. Ya que la Confederación supone buscar la Libertad y la completa dignidad nacional en un modelo territorial de amplio espacio compartido.
Felicitémonos pues los carlistas, por haber iniciado ejemplarmente una nueva posibilidad de convivencia sin necesidad de renunciar a la dignidad nacional propia de cada pueblo.