Artículo de Josep Miralles publicado en www.noticiasdenavarra.com 08/01/2019
Estimados señores del DIARIO DE NOTICIAS de Navarra:
En un reciente artículo de los cinco habituales miembros del Ateneo Basilio Lacort de Pamplona, se hace referencia a un sanguinario represor navarro que actuó durante la guerra de 1936-1939 llamado Benito Santesteban Martínez, que, según parece, “actuó de jefe de Información del Partido Tradicionalista en Navarra” y era sobrino de José Martínez Berasáin “responsable del aparato represivo requeté” y presidente de facto de la Junta Central de Guerra Carlista de Navarra.
Dicho artículo se extiende haciendo un tótum revolútum, con la intención -como suelen hacer habitualmente sus autores- de desprestigiar al carlismo en su totalidad.
A diferencia de lo hecho en otras ocasiones no vamos a desmenuzar ahora el artículo en cuestión con el fin de poner los puntos sobre las íes. Acercarse al mundo del carlismo no es fácil y suele resultar complejo para cualquier investigador. Ya dijo Julio Aróstegui que el carlismo no fue un tema grato en los ambientes académicos y en los círculos de la historiografía convencional y profesional. Por eso sólo mencionaremos unos detalles que pueden ser clarificadores:
Existía una Junta Nacional Carlista de Guerra, dirigida por Manuel Fal Conde y adicta al rey carlista Alfonso Carlos y al regente Javier de Borbón Parma, que se opuso y desautorizó a la Junta Central de Guerra Carlista de Navarra. Pero el carlismo navarro no era un solo bloque;estuvo dividido entre los que se adhirieron de forma incondicional a los militares -Mola primero y a Franco después- y los que se opusieron al dictador.
El prestigioso carlista, jefe de la Junta Regional de Navarra, Joaquín Baleztena, adicto a Alfonso Carlos, a Javier y a Fal Conde, emitió un claro comunicado que se publicó de forma destacada en El Pensamiento Navarro, llamando a los carlistas no sólo a no ejercer actos de violencia sino también a evitar que se cometiesen en su presencia.
La Junta Central de Guerra Carlista de Navarra -de la que también formaba parte discordante Baleztena- la presidía de facto José Martínez Berasáin que, con sus afines y subordinados -como su sobrino Benito Santesteban-, eran de los adictos al Movimiento, tal como nos lo explica Javier Ugarte: “Los pragmáticos navarros, especialmente Martínez Berasáin, comenzaron a maniobrar […] mantuvieron un contacto con Franco […] y reforzaron sus lazos con los conservadores Oriol o Rodezno, muy próximos a Franco.
Pues bien, teniendo en cuenta que la mayor parte de los requetés habían marchado a los frentes de batalla, en la retaguardia quedaron algunos que, desobedeciendo las órdenes del jefe carlista de evitar la violencia, la ejercieron como fue el caso de Santesteban que, curiosamente, junto a su tío Martínez Berasáin, fueron de los que aceptaron a Franco en contra de la mayor parte de los carlistas que siguieron a su rey.
El autor es Dr. en Historia. Autor de ‘La rebeldía carlista. Memoria de una represión silenciada (1936-1955)’