Este 5 de mayo las campas de Montejurra y el Monasterio de Iratxe fueron un año más lugar de encuentro de los carlistas, en una jornada emotiva donde no faltó el recuerdo y homenaje a nuestros compañeros Ricardo y Aniano en el monolito levantado en su memoria, asesinados por un grupo de fascistas amparados, organizados y financiados por el Estado aquel fatídico 9 de mayo de 1976.
También fue lugar de denuncia y reivindicación de la militancia del Partido Carlista, cansada ya de la actitud y comportamiento autoritario de su Secretario General Federal al que se le pidió que en cumplimiento legal y estatutario, después de más de año y medio sin hacerlo, convoque el Consejo Federal de Dirección, máximo órgano de dirección entre congresos del Partido.
Difícilmente pueden ser creíbles las palabras del discurso que pronunció en el que hizo referencia, entre otros temas, al fango de la gestión del actual Gobierno, así como a la defensa de los valores democráticos, si él mismo es incapaz de respetar la legislación vigente y los estatutos del Partido Carlista, vulnerando con ello el principio básico y fundamental de democracia interna del mismo.
Como buen carlista, a estas alturas, ya debería saber que la legitimidad se obtiene de origen sí, pero también de ejercicio y que ambas vertientes se retroalimentan continuamente, llegando el caso de que si falla alguno de los dos ámbitos, la legitimidad deja de existir.